Como en el taller de pintura, el de arcilla es un espacio en el que existe un equilibrio entre lo personal y lo colectivo. La diversidad de cada una de las personas que componen el grupo posibilita, en parte, el desarrollo personal real y profundo.
Este equilibrio entre lo personal y lo colectivo se concreta en dos espacios:
El espacio personal, que es el trabajo en sí, en el que nadie ajeno se puede meter, no se comparte con nadie.
Y el espacio colectivo que es la mesa con el material para modelar. Es lo que compartes con el resto de las personas que componen el grupo, donde necesariamente las tienes que tener en cuenta.